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jueves, 26 de marzo de 2015

Relato: Deseos.


Imaginad un árbol de los deseos, un gran árbol que concede cosas que se pueden obtener por uno mismo.
Ahora imaginad a un niño pequeño que pide al árbol un amigo, entonces las ramas bajan y le rodean para no estar solo. Viene una niña y pide comida, rápidamente un fruto cae para alimentarla. Un tercer niño pide agua haciendo que el tronco se abra y la savia cae para saciar su sed. 
Un árbol que concede deseos puros, sin maldad, sin preocuparse por si él mismo se hace daño moviendo sus ramas o rompiendo su tronco. Un árbol que piensa en los demás, uno que existe en el corazón de todo ser humano pero que no siempre germina. 
Ahora sólo tenéis que imaginar un deseo que pueda concederse y explicarme la manera en la que este árbol tan peculiar os lo da sin más. 

¿Qué pedís y cómo os lo da? 



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